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Originaria de Europa y Asia Occidental, la Cereza de Santa Lucía (Prunus mahaleb) es una especie de hoja caduca muy apreciada en bonsái por su follaje delicado, flores perfumadas y frutos decorativos. Sus hojas verde oscuro cambian con las estaciones, y en primavera aparecen pequeñas flores blancas que aportan encanto y elegancia. Es un árbol de crecimiento moderado, fácil de modelar, ideal para quienes buscan delicadeza, fragancia y carácter natural en su bonsái.
Luz solar: Prefiere pleno sol, aunque tolera sombra parcial. La luz directa favorece la floración y el desarrollo de frutos.
Riego: Mantenga el sustrato ligeramente húmedo, evitando el encharcamiento. Un buen drenaje es esencial para la salud de las raíces.
Humedad: Tolera niveles moderados de humedad. Evite lugares excesivamente húmedos para prevenir problemas radiculares.
Poda: Pode regularmente para mantener la forma y fomentar ramificación fina. La poda tras la floración ayuda a mantener la densidad del follaje.
Fertilización: Fertilice durante primavera y verano con fertilizante equilibrado para árboles de hoja caduca. Reduzca en otoño y suspenda en invierno.
Trasplante: Trasplante cada 3-4 años, preferiblemente en primavera, utilizando un sustrato bien drenado.
Floración: La belleza de la Cereza de Santa Lucía se manifiesta en la armonía entre sus hojas delicadas, flores perfumadas y frutos decorativos, reflejando equilibrio, encanto y naturalidad.
Ficha técnica