


Originario de la Península Ibérica, el Quercus faginea, conocido como roble portugués, es una especie de hoja caduca apreciada en bonsái por su robustez, tronco firme y follaje denso. Sus hojas coriáceas cambian de color a lo largo de las estaciones, mostrando verdes en primavera y verano y tonos dorados en otoño, ofreciendo un espectáculo natural y armonioso. Es un bonsái de crecimiento moderado, ideal para quienes buscan presencia, equilibrio y carácter.
Luz solar: Prefiere pleno sol, aunque tolera sombra parcial, especialmente en climas cálidos, para proteger las hojas del sol intenso.
Riego: Mantenga el sustrato ligeramente húmedo, evitando el encharcamiento. Un buen drenaje es esencial para la salud de las raíces.
Humedad: Tolera niveles moderados de humedad, pero debe cultivarse en un lugar bien ventilado para prevenir enfermedades fúngicas.
Poda: Pode después del crecimiento primaveral para mantener la forma y estimular la ramificación fina. La poda de mantenimiento puede hacerse durante toda la temporada de crecimiento.
Fertilización: Fertilice durante la primavera y verano con un fertilizante equilibrado para árboles de hoja caduca. Reduzca en otoño y suspenda en invierno.
Trasplante: Trasplante cada 3-4 años, preferiblemente en primavera, utilizando un sustrato bien drenado.
Floración: La belleza del Quercus faginea se revela en la elegancia de su tronco y en la transformación estacional de sus hojas, transmitiendo fuerza, equilibrio y serenidad natural.
Ficha técnica